¿Por qué perdemos tanto el tiempo con la ficción?

A ver qué veo, que llevo ya cuatro horas mirando el menú.



Érase una vez una época en la que la afición por la ficción se ha convertido en adicción.

¿Triple rima estúpida? ¿Cacofonía? Probablemente. Pero el contenido de la frase sigue siendo cierto.

Piénsalo. Piensa en ti y en la gente que conoces, bien sea en el mundo real o en las redes sociales. Todos tenemos auténtica ansiedad por leer ese libro del que todo el mundo habla, ver esa serie con la que nos machacan nuestros compañeros de trabajo o jugar a ese juego al que el hijo de la vecina está enganchadísimo. Trabajas ocho horas diarias para ganar dinero y comprarte aparatos o contratar plataformas que te permitan acceder a esas ficciones imprescindibles sin las cuales no sólo te convertirías en un desharrapado social sin tema de conversación, sino también en alguien muy aburrido. Si no tienes Netflix, HBO, Amazon Prime Video y Movistar+ jamás serás una persona completa. Te faltarán partes. Y tu entorno más inmediato se dedicará a recordártelo a diario.


¡No ha visto la segunda temporada de Stranger Things! ¡Qué pringao!


Pero evidentemente hay algo más detrás de todo esto. ¿Por qué las compañías de telefonía saben que por ahí nos pueden pillar bien pillados? ¿Por qué nos tientan con canales repletos de jugosas películas y series y no con otras cosas? Bueno, vale, fútbol, pero esa afición-adicción juega en otra liga (perdón, venía solo). ¿Por qué los periódicos impresos regalan deuvedés para ver si así alguien pica? Porque los muy cucos saben de la necesidad que todos los seres humanos tienen de que les cuenten historias.

Yo el primero, y es lógico. Para los que nos dedicamos al oficio de escribir, consumir ficción es algo fundamental. Gracias a ello aprendemos las técnicas y los secretos del mundillo. Estudiando las obras de otros y sus estructuras dramáticas internas nos damos cuenta de lo que funciona y lo que no, y lo usamos en nuestras propias creaciones. ¿Pero qué pasa con los que no tienen un interés profesional? ¿Por qué ocupan horas de su escaso tiempo libre delante de unos personajes que no existen, tragándose acontecimientos que no han ocurrido? Con la de cosas que hay que hacer en la vida... ¿No estamos perdiendo el tiempo irremediablemente?

Pues aunque parezca mentira, sí. Y no.

Me explico:

Aunque a día de hoy usamos las historias de ficción como un simple entretenimiento, estas historias (antes mitos) servían para  rellenar los huecos que el cerebro humano se encontraba a la hora de comprender ciertas cosas que por sí solo no podía  comprender. Ya fueran los fenómenos atmosféricos o las desgracias que nos ocurren, necesitamos una explicación que nos impida creer  que todo pasa porque sí y que nada tiene sentido. ¿No sucede eso cuando vemos una mala película y decimos: "Eso no tiene sentido"? Las buenas historias, aunque sean mentira, tienen sentido. De hecho fue una historia que más adelante se convertiría en libro la que dio lugar a tres de las culturas más importantes del mundo, empeñadas desde hace siglos en aniquilarse entre sí. Si eso no es trascendente, que baje Dios y lo vea. Y, por favor, ya que baja que los ponga a todos de acuerdo antes de que nos extingamos.


http://www.jrmora.com


¿Pero todos, absolutamente todos, o sea, todos, toditos, todos necesitamos que nos cuenten fábulas que nos ayuden a entender el mundo? Pues seguramente todos no. En su libro De qué hablo cuando hablo de escribir, Haruki Murakami dice que las personas demasiado inteligentes no necesitan escribir ficción porque les basta con observar directamente la realidad para comprenderla y explicarla. Creo que hay algo de verdad en esto, y lo extiendo a los lectores. El lector apegado a la realidad, el que cree comprenderlo todo simplemente abriendo mucho los ojos y los oídos, ese listo al que no sé si envidiar o compadecer, estará más interesado en la lectura de periódicos, ensayos y biografías que de historias que jamás han ocurrido. A menudo, quizás, hasta desprecie ese tipo de historias, tachándolas de meros pasatiempos.

Pero entonces cabe preguntarse algo: ¿por qué algunos de esos meros pasatiempos han sido tan influyentes en la configuración del pensamiento de personas y sociedades? ¿Por qué se estudian en las universidades? ¿Por qué son prohibidos -e incluso quemados- en determinados países? ¿Por qué perviven entre nosotros desde hace generaciones?

Pienso en obras como Alicia en el país de las maravillas de Lewis CarrolUlises de James JoyceLas aventuras de Tom Sawyer de Mark Twain, la serie Harry Potter de J.K. RowlingEl club de la lucha de Chuck Palahniuk1984 de George OrwellEl código Da Vinci de Dan BrownYa sea por motivos morales o religiosos, estas y otras muchas obras de ficción fueron consideradas tan influyentes en la sociedad como para tomarse la molestia de prohibirlas en ciertos lugares o periodos históricos. Incluso La Odisea de Homero fue prohibida por el emperador Calígula al considerar que las ideas de libertad que promulgaba no eran adecuadas para los ciudadanos del Imperio.


A ver qué leéis, que os liberalizáis.


Y es que aunque no queramos, las emociones, los pensamientos y las acciones de los personajes de ficción inciden en nuestra forma de vida. Desde elementos tan superficiales como la cazadora y los vaqueros de James Dean en Rebelde sin causa (símbolo del inconformismo juvenil) hasta la filosofía del Carpe Diem promulgada por el profesor Keating en El club de los poetas muertos, la ficción es un emanador constante de influencias tanto estéticas como psicológicas. La industria es consciente de ello y la aprovecha en su propio beneficio, creando en cierto modo necesidades de tipo consumista para sacar tajada y a cambio hacernos, teóricamente, más felices.

El profesor Keating haciendo preguntas raras.

Pero no todo es tan frívolo. A un nivel más profundo, la ficción sirve para abrir los ojos a temas o cuestiones que de otro modo permanecerían como tabúes. La película Philadelphia de Jonathan Demme (1993) fue la primera en abordar abiertamente temas como el SIDA y la homosexualidad. La serie The Walking Dead, además de poner a prueba nuestra paciencia temporada tras temporada, nos prepara de algún modo para una realidad incómoda que quizás esté más cerca de lo que suponemos. No hablo de una epidemia de muertos andantes devoradores de cerebros (que también), sino de un mundo en decadencia en el que la tecnología y las leyes dejen de garantizar nuestra seguridad, y la supervivencia se convierta de nuevo en nuestra ocupación básica.


"Antes todo esto eran paisanos".


Para terminar, la ficción nos inspira. Cuando estamos pegados a una historia y unos personajes con los que nos identificamos, parte de los rasgos de esos personajes son transferidos a nuestra propia identidad. A veces de forma momentánea, mientras dura la experiencia. Pero otras veces esa comunión dura para siempre. Ahí tenemos a Jo March, el personaje de Mujercitas que se convirtió en un referente para miles de mujeres que decidieron rebelarse contra el tradicional rol femenino de la época y asumir un carácter más independiente y creativo (o, al menos, admirar el de Jo). O a Mae Carol Jemison, que inspirada por el personaje de la teniente Uhura en Star Trek se convirtió en la primera mujer negra en viajar al espacio. Arturo Pérez-Reverte se interesó por el periodismo a partir de las historias de Tintín¿Y cuántos aspirantes a arqueólogo conoces después de haberse dejado fascinar por las aventuras de Indiana Jones

Evidentemente es en la infancia y la adolescencia cuando somos más permeables a ese tipo de influencias. Pero nadie está a salvo. Somos lo que comemos, sí. Pero también lo que leemos y lo que vemos en la pantalla. Por eso perdemos el tiempo leyendo, viendo y jugando otras vidas.

Porque la ficción es poderosa.

Y peligrosa.

E importa.

Vaya si importa.

De ahí este blog.

Comentarios

  1. Uyyyy qué bien, cómo me gusta este blog nuevecito. Y ya que me nombras por ahí arriba (bueno, tú, Murakami, qué más dará) voy a tener a bien seguirte y contárselo a mis amigos y a mi "¡alucina, vecina!" para que te hagas más famoso y vean las cosas tan interesantes y bien dichas que dices.

    Larga vida al Art-Ficciones blog.

    Un beso,

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    Respuestas
    1. Hola, Literary Shadow. Gracias por tu entusiasta (y misterioso) mensaje de bienvenida. Será un placer verte por aquí, tanto a ti como a tus amigos... y, por supuesto, a tu vecina la alucinada. ¡Un abrazo!

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